lunes, 23 de septiembre de 2013

¡Back to work!

¡Back to work! Dice el becario al jefe. Ayer soñé con otra nueva canción y no era más que mi pene golpeando en mi pecho al ritmo del Satisfaction. ¿Cuanto tiempo ha pasado? Sería fácil comprobarlo mirando las fechas de los antiguos post; contando con los dedos de las manos y los pies. Sería fácil si yo no fuera tan perezoso y no me resultara tan cruel que se haya acabado el recreo¡Back to work! vuelven a gritar desde el fondo y mis pensamientos entumecidos no quieren volver a trabajar por un poco de pan duro que mojar en un vaso de vino barato. ¿Está Dios? Pues que se ponga al aparato que quiero pedirle una pizza de anchoas y extra de queso. ¡Orson, ataca! muerde al becario en las pelotas y haz que se calle de una vez. Tengo que pensar, tengo que reaccionar. Busco debajo del colchón el viejo uniforme pero está raído y pasado de moda. Vuelvo a ponerme el sombrero sin quitar tan siquiera esa espesa capa de polvo. Así, al asentir, lo que vaya cayendo me hará de halo protector. Mi perro y yo seguiremos caminando, tosiendo a la vez por los mismos achaques de la infancia.