domingo, 22 de diciembre de 2013

¿Dónde estabas, niño psicótico?

De vacaciones.
Cuando te dan un buen consejo, nena, hay que cogerlo al vuelo por muy cabezón que seas. Así, he permanecido dos días enteros despegado del blog de notas, facebook, instagram o paloma de humo, en fin, cualquier medio de comunicación que medianamente se pareciera a escribir. ¿De vuelta a la ciudad? Los francotiradores acechan en cada esquina y como sé que están condenados a apuntar bien alto, bien alta llevo la cabeza, a ver si tengo algo de suerte y me agacho a recoger una moneda en el momento adecuado. Menos mal que aún me quedan un par de refugios, esta casa de locos y mi nuevo bar (lo siento pero aquí el bar es mío y no tuyo) ¡Oh! ¡Mira! ¡Una moneda! Ufff... Ésa ha pasado cerca.
En mi portal, la llave no funciona y cuando estoy a punto de partir la puerta a patadas se abre como si nada y con la llave ya en el bolsillo. Por ahora me valdrá.
Venga, dale caña a la guitarra, Jose, que las melodías me ayudan a acompasar mis pensamientos. Vamos Serch, hazte otro que el ritmo debe ser más lento. Oriol ¿Me vendes un poco de arcilla? Es para hacer alguien a mi imagen y semejanza. Alma, dame un poco de calma que comparado con tu estrés, lo mío es muy zen. No pienso pedir perdón es como si por llamarte Eva te flagelaras por el pecado original. Como mucho me disculparé si quiero hacer ver que no tengo maldad. Si eres capaz de leer entre líneas, entre las líneas verás que la cosa no va tan mal y que por mucho que me queje siempre tengo dónde volver y como responsabilidades solo tengo un perro maltrecho y mi fe.

Al menos he recupero el ritmo.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Victoria y Soledad.

Ahora solo queda apreciar de nuevo los nuevos pequeños detalles. La media sonrisa que provoca una canción triste. Los días de enfado y ansiedad. Borrarlos de un plumazo con cinco vasos de vino y una nueva sonrisa que conquistar. Encontrar una nueva pizzería a domicilio que acepta tarjetas y reírme con amigos de nuestra buena mala suerte. Enumeraciones, es lo único que soy capaz de escribir. ¿Acaso no va de eso la vida? Retahílas repetidas una y otra vez, viejas letanías que vuelven a volver a mis oídos, pulmones y gaznate. Nada concreto, solo repeticiones. Esto no es lo que quería escribir pero al menos he dejado de hablar de ti y de todo lo que me has enseñado como lastre solo me he quedado tu lado oscuro convertido en grupo de culto granadino.. Ciao, nena.
Ahora mis penas son las de un poeta decadente que trabaja para el demonio por un mendrugo de pan, que arrastra los días hasta el bar a ver si suena la flauta y me acuesto con Victoria en vez de dormir con Soledad. Metáforas ¿Dónde están mis metáforas? ¿Al lado del Diazepan? ¿de tito Jack? Las he perdido, se me habrán caído de los bolsillos mientras dormía con la ropa de ayer. Algunos a estas alturas habréis dejado de leer, otros vendréis corriendo a darme el pésame o no me mirareis ni a la cara pero esto no es autocompadecerse ni autocomplacerse; puede que tenga algo de onanismo tristón pero sobretodo es práctica, entrenamiento, tesón.