Ahora solo queda apreciar de nuevo los
nuevos pequeños detalles. La media sonrisa que provoca una canción
triste. Los días de enfado y ansiedad. Borrarlos de un plumazo con
cinco vasos de vino y una nueva sonrisa que conquistar. Encontrar una
nueva pizzería a domicilio que acepta tarjetas y reírme con amigos
de nuestra buena mala suerte. Enumeraciones, es lo único que soy
capaz de escribir. ¿Acaso no va de eso la vida? Retahílas repetidas
una y otra vez, viejas letanías que vuelven a volver a mis oídos,
pulmones y gaznate. Nada concreto, solo repeticiones. Esto no es lo
que quería escribir pero al menos he dejado de hablar de ti y de
todo lo que me has enseñado como lastre solo me he quedado tu lado
oscuro convertido en grupo de culto granadino.. Ciao, nena.
Ahora mis penas son las de un poeta
decadente que trabaja para el demonio por un mendrugo de pan, que
arrastra los días hasta el bar a ver si suena la flauta y me acuesto
con Victoria en vez de dormir con Soledad. Metáforas ¿Dónde están
mis metáforas? ¿Al lado del Diazepan? ¿de tito Jack? Las he
perdido, se me habrán caído de los bolsillos mientras dormía con
la ropa de ayer. Algunos a estas alturas habréis dejado de leer,
otros vendréis corriendo a darme el pésame o no me mirareis ni a la
cara pero esto no es autocompadecerse ni autocomplacerse; puede que
tenga algo de onanismo tristón pero sobretodo es práctica,
entrenamiento, tesón.
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