lunes, 12 de julio de 2010
Ojitos de rana.
Voy al servicio y me cruzo con esos bonitos ojitos de rana. Intento ser un ávido lector de segundos de fuego cruzado. No voy a lanzar órdagos sobre los sentimientos porque éstos no son más que pequeños bombos de lotería que van sacando números al azar. Pero sí que he aprendido algo de química en estos años y no se pueden negar las pruebas que respaldan la teoría. El caso es que tampoco puedo hacer nada porque ya me até con unas esposas a la tubería del gas y no me puedo mover. Lo único que tengo es una pistola para intentar romperlas y no voy a disparar contra una tubería de gas si no hay una señal. Tal vez un guiño o un pulgar hacia arriba, una cerveza o una sonrisa de bienvenida podrían ser suficiente pero no puedo hacer nada por hacer. Fuera las palabras como corazón o amor, eso nunca salió de mi boca pero yo soy un anarco-hedonista y no puedo evitar pensar en la diversión perdida por el camino. Ya no importa demasiado porque no nos cruzaremos más que de vez en cuando entre las ganas de cerveza y las de orinar, ya solo puedes elegir tú y no parece que nada vaya a cambiar. No hay que olvidar las sonrisas porque es lo único que vale la pena pero tampoco el resto porque algo te enseña.
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