Me miro en el
espejo del baño y me digo: No tienes tanto talento para ser tan
borracho. El del otro lado me dice que la culpa es mía por mirarme
sobrio en el espejo. De pronto escucho algo que viene del váter,
alguien que me llama. Levanto la tapa y mi reflejo en el agua me
dice: tú necesitas echar un polvo. Corro a mi cuarto y me masturbo
frente al ordenador. Cuando termino, sudoroso, mi silueta en la
pantalla me llama perdedor. Agarro la botella y me sirvo un whisky,
el fondo del vaso no dice nada pero me mira mal. Me lo bebo de un
trago, cojo la libreta y con un cigarro en los labios me pongo a
escupir en el papel un rato. Me echo otro whisky y sólo lo miro un
segundo porque no quiero escuchar pero mientras bebo me susurra
¿estás mejor? Fijo mi vista en el cuaderno incapaz de escribir,
incapaz de responder la pregunta. Cuando se acaba, voy a por el
tercero. Éste no dice nada ni me mira mal pero tampoco me sienta muy
bien. Al menos soy capaz de escribir tres líneas. Cuando estoy
pensando en echarme el cuarto suena una canción que me encanta, una
de esas que te obliga a seguir el ritmo con los pies y bombea más
sangre al corazón. Miro mi reflejo distorsionado en la botella que
me dice: venga, campeón. Subo el volumen, relleno el vaso y me subo
a la cama a bailar y cantar a pleno pulmón hasta que acaba la
canción. La siguiente no me gusta tanto así que me desplomo y me
apoyo en la pared. A mi izquierda, mi sombra. Me dispongo a recibir
su lección ¿Sabes que nunca podrás huir de mí? No tengo más
remedio que descojonarme ante semejante obviedad, semejante
estupidez. Cuando acaba la risa me arrastro hasta la mesa, me echo la
última y agarro la libreta. Intento leer lo escrito pero no puedo,
no sé si es bueno o malo, simplemente me da pereza. Tiro la libreta
a un lado y me centro en el whisky que tengo delante, a ver que tiene
que decir ¿Cuanta gente habrá follando ahora mismo? Me encojo de
hombros y me lo bebo de un trago. Me tumbo en la cama y miro la hora
en el móvil. El reflejo de mi córnea me pregunta si tengo sueño.
No pero, aún así, apago la luz.
lunes, 11 de agosto de 2014
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