jueves, 17 de julio de 2014

Mi canción preferida.

Mi canción preferida tiene el nombre del pecado original. Cree que la quiero atar pero lo que más me gusta es oírla volar. Mi canción preferida es triste, pero ese tipo de tristeza que te arranca una sonrisa. Mi canción preferida no está hecha para bailar, es para sentarse en la barra y escuchar esa deliciosa melodía, ese acompañamiento de esa tísica guitara que tanto me gusta tocar al saborear cada uno de sus versos. Tal vez nunca la vuelva a escuchar pero sé que algunas mañanas al despertarme o por las noches justo antes de acostarme la voy a silbar porque fue al escucharla por primera vez cuando sin darme cuenta junté los labios y comenzó a sonar, aprendí a silbar. Tal vez desafiné, tal vez la melodía sólo era reconocible por mí pero su melodía al fin. No soy un experto en música y puede que mi canción preferida no le guste a puristas y entendidos pero como ya he dicho, no sé demasiado de música, sólo de canciones que hacen cambiar el ritmo de mi corazón, tal vez por su personalidad, por su carácter o sinceridad. La verdad es que nunca me paro a pensar por qué me gusta una canción, sólo dejo que mi corazón y mis pies se muevan a su compás y ahora que sé, me pongo a silbar.  

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