miércoles, 2 de junio de 2010

Creo que urticaria.

Reacciones adversas. Creo que urticaria. Veo al cuervo de Poe apoyado en el balcón. Apaga una colilla con la pata y me guiña un ojo. Veo como se pierde en la oscuridad. Sé lo que iba a decir y también sé que pondría un tono especial para mí. Supongo que los cambios pueden ser afrontados de dos maneras. Valentía o miedo, kill me/help me. Me amorro a la botella para negar la entrada al miedo. No options, not choice. Ni siquiera sé si sé escribir bien el inglés pero otro trago me hará perder la apatía. No, no se me debe nada, es lo bueno de los móviles de prepago, que pagas y después si hay saldo pues llamas y si no, pues las señales de humo de un canuto bastarán para comunicar cuando la línea está ocupada. Si el patito feo tras su mágica conversión se decanta por pavonearse en los programas del corazón yo prefiero seguir de gato y en las noches oscuras, pardo, muy pardo. Si continuas preguntándome qué quiero del del destino, que mañana qué voy a desayunar; dame una patada en los cojones y acaba ya. De momento el momento ya es suficiente y nunca fui en busca del sobresaliente. Mi mente... ¿Donde está mi mente? En un cajón junto a mi corazón de plástico, una bala y una cámara. Everybody knows.

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