domingo, 6 de junio de 2010

Supongo que la culpa es mía por haber tirado todos los hobbys.

Si disparo hasta cansarme bazocazos de palomas con mensajes en sus entrañas es solo porque se me hacía divertido pensar en un verano fatal. Ya me conocéis los que sabéis que nunca dejo a medias los temas de estado ni los estadios del alma. Un arma de juguete no deja de ser un arma y así el jugar por jugar no deja de ser otro modo de morir o matar. ¿Demasiado negativo? Deben ser las nubes que me obligan a no ver el cielo y salgo de la cama escuchando la lluvia abofetear mi balcón.
Nadie ha de preguntarse como llegué hasta aquí porque en realidad no lo estoy, no son más que reflejos de mi ficción, pura ficción de un guionista que nunca terminó ninguna historia. Que es tan pos-posmoderno que salta directo a la mitad del segundo acto y se atasca en un obstáculo imaginario que ni siquiera puso él allí. Solo pajas mentales y a mis manos ya le salen callos y a mi voz gallos por la falta de uso de una lengua que siempre quiere lamer corazones congelados como hielos de los whiskys sin hielo. Y parece que después del 2 de corazones ninguna otra carta quiere entrar en mi sombrero así que deberemos dejar el juego idiota de domingos nublados a puerta cerrada para que no entren las responsabilidades. Pero las cartas no son señales de dios ni de dos en un vagón de tren a punto de llegar a la luna justo antes de girar siempre al frente, abajo, arriba y dando vueltas en círculos. Reconozcamos lo que los espejos nos dicen pequeño troglodita moderno. Si las cosas se ventilan en privado no se pueden abrir las ventanas y el tufillo a humedad no es del todo apropiado. Mi médico dice que no viene bien para la alergia ¿o era alegría? No te pongas tan dramático que esto no deja de ser un rasca y gana a euro la partida.

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