lunes, 14 de junio de 2010
¿Un porrito?
Intentando no saltarse las promesas que se hace a sí mismo no le queda otra que hacer trampas. Hablaremos de no sé... canutos. Yo era fumador y cualquier jachis que caía en mis manos, pues para los pulmones. Ayer una chica me pasó un canuto y me dijo ¿quieres? Yo le dije que no y ella me respondió que si nunca había fumado. Claro que había fumado montones de canutos pero una vez me trajeron un jachis que no era como los demás. Ella dijo que el suyo pegaba bien pero por el olor ya sabía yo que no era lo mismo. No es una cuestión de pelotazo, es más como un regusto, ese jachis que conseguí pillar una vez no te dejaba pegado al sofá, no te daba dolor de cabeza y su sabor y su olor... que olor. Gracias pero no, le dije a la chica y ella me miró como si fuera un loco. Ahora todos los días llamo a mi camello y le pregunto ¿qué? Y él, encogiéndose de hombros niega con la cabeza. La chica pensaba que era una idiotez. Yo le dije que ya lo sabía pero que suponía que volvería a fumar cuando tuviera el mono si los traficantes no volvían a traer ese jachis a las costas de mis pulmones.
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